martes, 9 de junio de 2009

¡parecemos animales! ¡parecemos?


¿Cuántas veces hemos escuchado la expresión?: ¡no seas animal! O alguna parecida. Seguramente varias veces, e inclusive la hemos dicho. Se debe a que a pesar de nuestra naturaleza, no nos consideramos parte de los animales. Pues resulta que en algún momento, antes de que Darwin hablara acerca del origen de las especies, se creía que Dios había creado al hombre, apartado del resto de los seres. Una de las más controvertidas aseveraciones de Darwin fue el decir que el hombre; que se creía había sido creado a imagen y semejanza de Dios, tenía un origen igual que el resto de las especies. Es decir, todas las especies se han formado a partir de un proceso de selección natural. No provenimos del mono; refiriéndonos a los chimpancés, más bien chimpancés y humanos compartimos un mismo ancestro, al que se le denomina ancestro común. Si nos vamos explorando hacia el resto de las especies y cuantas características tenemos en común resulta que el hombre pertenece a un grupo denominado catarrinos, donde la principal característica es que las fosas nasales son estrechas y cercanas, además de estar orientadas hacia abajo. Cuando alguien se la pasa molestando solemos decir que “acatarra” ¿no? O que es un catarrito. La siguiente vez que escuches una expresión así, responde de esta manera: no soy (es) un catarrito, soy (es) un catarrino, que no es lo mismo, ni es igual. Para esquivar la ofensa.
Lo mismo sucede con la expresión de ¡animal! A fin de cuentas los humanos somos animales, cada que escucho a alguien referirse a otra persona con esta expresión, lo que suelo contestar es, “pues un hongo no es” Los seres vivos estamos clasificados en 5 grandes grupos denominados reinos según la evolución, uno de ellos son los organismos de una sola célula como las bacterias, se les denomina Monera. El siguiente grupo se caracteriza porque son células agrupadas, que se comportan como colonias, se le ha nombrado Protista, otro grupo es el de los hongos, organismos de más de una célula, que para su nutrición descomponen las moléculas de otros seres y las absorben a través de sus membranas. A este grupo se le ha denominado Fungi. Los dos grupos restantes son las plantas y los animales, también formados por muchas células. La cualidad del primero es que pueden fabricar su propio alimento. Es decir son autótrofos. Los animales son heterótrofos, no fabrican alimentos, se alimentan de otros seres. Ahora, si estamos formados de más de una célula, quedan descartados los dos primeros grupos. Para ser plantas estaríamos fijos a una superficie, casi cualquiera que esta sea, y fabricaríamos nuestro propio alimento a partir de la energía solar y minerales. No somos plantas. Para ser hongos tendríamos la capacidad para descomponer las moléculas de los organismos y luego absorber los nutrientes por medio de nuestras membranas celulares. Y solo creceríamos donde estos existan. No somos hongos. Somos animales porque los animales pueden desplazarse, así como las bacterias. Pero estamos formados por miles de millones de células. Nos alimentamos de otros organismos, los ingerimos, y nuestro cuerpo asimila los nutrientes por medio de células especializadas. Valla expresión la que hemos acuñado y que resulta ofensa cuando en realidad debe ser una aceptación de nuestra naturaleza, somos animales. Nos comportamos como tal. Los humanos somos animales, igual que un chimpancé, una ballena, una paloma, un lagarto, un sapo y una mojarra y todos aquellos que he omitido. Si a lo que se refiere la expresión es a la falta de cordura que debería poseer el ser humano, la expresión es errónea, ¿por qué no cambiarla?

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