miércoles, 20 de abril de 2011

Cómo sacarse los mocos


¿Recuerda cuando solía creer que al hacer bizco sus ojos quedarían desorbitados por toda su vida? Creo que sería triste morir sin desafiar tal mentira en este momento, hágalo ahora. Lástima me daría aquel individuo incapaz de burlarse de sí mismo frente a un público entero. Negado a morir de un ataque de risa frente a sus estupideces e incoherencias. Aquel que de por sentada su existencia tendrá una miserable vida. ¿No existe en usted curiosidad por entender las obras de Jorge Luis Borges? O ¿Lo que quiso decir Julio Cortázar en el cuento ‘Carta a una señorita en París’? Si no los conoce, búsquelos.

Jose Flavio Gonzalez Meljem

Este bien podría ser un ejemplo del tipo de pensamientos que a menudo tiene un científico. Por fortuna lo es. Existen muchas cosas que no hacemos por algún tipo de temor. Seguramente alguna vez se ha sacado un moco con el dedo. Es de lo más saludable. Si no lo ha hecho es porque alguna vez le dijeron que estaba mal. Probablemente según las reglas de urbanidad y buen estilo de vida sacase un moco sea incorrecto, pero para el cuerpo son desechos y sacarse los mocos habla de un buen manejo de la nariz. Citare ahora un fragmento de El libro de las cochinadas. Una visión un poco diferente de la comúnmente difundida de que sacarse los mocos está mal.

Los mocos son los mejores amigos del cuerpo humano; impiden que el polvo, los virus, las bacterias, y los insectos, entre otros, se metan a nuestro organismo y causen enfermedades. […] Cuando no podemos respirar bien por la nariz es indispensable sacarse los mocos o sonarse, pero ¿Cómo hacemos esta compleja tarea? Con mucho cuidado introducimos el dedo meñique en uno de los orificios de la nariz sin que nadie se dé cuenta. Entonces, con la uña del dedo ejercemos presión contra la pared de las fosas nasales. Así empezara a salir un gran moco verde que inicialmente se quedara colgado en el orifico nasal o se quedara en la punta del dedo. Ahora viene el paso difícil. ¿Qué vamos a hacer con ese moco? Si tenemos un papel desechable, lo untaremos en él y lo arrojaremos al excusado o al cesto de la basura. Pero, ¿si no tenemos un pañuelo desechable o de tela? Bueno una de las soluciones es que si el moco está suficientemente sólido, se puede hacer una pequeña esferita y arrojarlo en algún lado lejos de nosotros. La razón de lo anterior, es que es más fácil deshacerse de un moco esférico que de uno irregular que está firmemente adherido a nuestro dedo. Existen otros métodos, como embarrarlo discretamente debajo de una silla o en el asiento del camión. En ocasiones, algunos niños recurren a comerse sus mocos.

Además según Julieta Fierro, meterse un dedo a la nariz de vez en cuando ayuda a crear anticuerpos es por eso que no se debe reprimir a los niños cuando realizan tal acto.

Si la vida es interesante ¿Por qué desperdiciarla en temores infundados? A sacarse los mocos que además de saludable es divertido.

Y todo esto porque un niño me ha contado un chiste que deseo compartir. ¿Sabes cómo hacer salir a un moco sin tocarlo? Colocas tus cinco dedos en la punta de la nariz y gritas: ¡salgan! Están rodeados.

miércoles, 13 de abril de 2011

Un biólogo es lo que come


Guía de bolsillo de la ciencia moderna:
1. Si es verde o repta, es biología
2. Si huele mal, es química
3. Si no funciona, es física.
4. Si no se entiende es matemáticas
5. Si no tiene sentido, es económicas o psicología.



Tomaremos los dos primeros puntos.

Imagine que está en un laboratorio. Frente a usted una mesa grande, sobre la que hay frascos de variadas formas y tamaños. Algunos de esos frascos contienen sustancias, solo unos cuantos están etiquetados. Una regla básica de laboratorio es: no oler directamente ni degustar ninguna sustancia, por inofensiva que parezca. Para conocer el olor de alguna sustancia se utiliza una de las manos a manera de abanico, atrayendo el olor hacia la nariz, de esta manera la concentración de la sustancia disminuye, y en caso de ser toxica, el daño es menor. La degustación queda descartada definitivamente. Aunque se esté trabajando con sustancias comunes, en un laboratorio tienen otra connotación, la sal por ejemplo, se llama cloruro de sodio (NaCl), y no se piensa en que se puede agregar al almuerzo del día. Cuando se violan estas normas suelen ocurrir accidentes. Es por eso que el laboratorio y lo que ahí se encuentra es exclusivamente para ser analizado y/o utilizado en experimentos.

Ahora imagine que además de sustancias, sobre su mesa de trabajo hay organismos, pueden ser animales, vegetales, bacterias, hongos o cualquier cosa que sea verde o repte. Estando en un laboratorio todo es material de análisis. Decida usted que desea hacer, identificar especies, analizar comportamiento, extraer fluidos, manipular la genética, asistir la reproducción, o simplemente coleccionar. Las especies silvestres resultan una fuente inagotable de conocimiento para algunos biólogos. A pesar de que lo que hay en un laboratorio no es comestible a menudo se trabaja con organismos y sustancias que sí lo son fuera del laboratorio. Por poner un ejemplo, algunos condimentos o especias, saborizantes, vegetales, hongos y animales e inclusive con bacterias. Si a esto le sumamos que algunas de las herramientas son estufas, parrillas, hornos, congeladores, mecheros y hasta licuadoras, la frontera entre una cocina y un laboratorio parece borrarse. El hecho de que lo que hay en un laboratorio no pueda comerse, no quiere decir que no se apetezca.

Le cuento todo esto porque el fin de semana pasado los días 9 y 10 de abril se celebró como cada año la feria gastronómica de Santiago de Anaya en el Valle del Mezquital Hidalgo, Méx. Le cuento que lo que ahí se puede degustar son platillos elaborados por los pobladores que compiten por ser los más originales a la hora de cocinar. Se trata de utilizar los recursos de la región, los cuales son tradicionales en casi todo el Valle del Mezquital. Entre los más llamativos se encuentran los insectos, en estado larvario y adultos, reptiles, mamíferos como el coyote, tlacuache, ardilla, y algunas plantas desérticas. Las bacterias están presentes en la feria, el pulque es un fermento hecho a base de jugo de maguey. Esto es solo una parte de lo que se puede probar en esta feria gastronómica.

Lo más interesante es que entre toda la gente que asiste a esta celebración encontré a una gran cantidad de colegas, biólogos que todos los días están en contacto con algunos de los organismos. Herpetólogos, ecólogos, mastozoólogos, botánicos, que hacían fila por poder probar algo de la cocina tradicional del Valle del Mezquital. Pocos son los profesionistas que pueden comer de vez en cuando su material de trabajo. No imagino a un abogado esperando a que el código penal salga de la parrilla. Los biólogos son peculiares, no desaprovechan la oportunidad de comerse un taco de coyote o beberse un fermento de agave aunque para eso tengan que esperar un año.